Dos sacerdotes cubanos que ejercieron en México

Por el licenciado José Antonio López Espinoza

En las páginas 380-385 y 457-459 de una publicación mexicana del siglo XIX, identificada con el nombre de El Álbum de México, aparece el fragmento de un trabajo firmado por un cubano llamado Francisco Xavier Conde Oquendo, que se divulgó en 1849 con el título de “Discurso sobre la elocuencia sagrada” y es una de las no pocas contribuciones que ese personaje dio a la luz en México.

Está de más decir que el conocer la existencia del referido documento sirvió para despertar mi curiosidad e interés por indagar más acerca del quehacer de ese compatriota y de su relación con los mexicanos. Las pesquisas al respecto me llevaron a saber que hubo otro cubano nombrado Rafael del Castillo Sucre, quien en colaboración con el antes mencionado tradujo del latín la “Memoria histórica de la vida de Fray Daniel Concino”, que lamentablemente ha quedado inédita en México.

Como resultado general de la búsqueda de información sobre ambos puedo enterar a mis lectores que Francisco Xavier Conde Oquendo vio la primera luz en La Habana el 3 de diciembre de 1733. Luego de estudiar humanidades con los padres jesuitas, se graduó de Bachiller en Artes y de Doctor en Teología en la Real y Pontificia Universidad de San Jerónimo de La Habana. En 1770 fue nombrado provisor y vicario de la Diócesis de La Habana, donde desempeño además el cargo de Fiscal de la Curia Eclesiástica y explicó Moral y Escritura Santa en el Seminario de San Carlos.

Conde se trasladó después a España, donde las funciones que le asignaron son muestra del prestigio que allí alcanzó. Por recomendación del Consejo de Indias, fue designado por Pío VI Protonotario Apostólico y Caballero de la Cruz de Oro y se le asoció al gremio de los Arcades de Roma con el nombre de Ermindo Abidense.

Su prestigio fue aún mayor en México, sobre todo en la ciudad de Puebla, donde en 1796 ocupó el cargo de Canónigo de su Catedral y donde escribió el mismo año el antes citado “Discurso sobre la elocuencia sagrada”. Allí también se publicó en 1787 su “Trisagio celestial” y su “Prebendado de la Catedral de Puebla”, así como su “Disertación histórica sobre la aparición de la portentosa imagen de María Sma. de Guadalupe de México”, dada a conocer en dos tomos en el bienio 1852-1853, es decir, después de transcurrido algo más de medio siglo de su desaparición, ocurrida también en Puebla el 5 de octubre de 1799.

El nacimiento de Rafael del Castillo Sucre tuvo lugar de manera casual en la ciudad venezolana de Maracaibo el 28 de mayo de 1741, cuando su madre se encontraba en ese país de viaje desde Cuba. En La Habana cursó estudios de latín, retórica, filosofía, teología moral y escolástica. Posteriormente se graduó de Bachiller, Licenciado y Maestro en Artes en la Universidad de San Jerónimo, institución en la que en 1757 se le confirió el título de Doctor.

Ese mismo año viajó a España, donde tiempo después se graduó de Sagrada Teología y de Bachiller en Artes en la Universidad de Singüenza. Después de ordenarse de sacerdote, estudió Derecho Civil en el Real Colegio Seminario de Robles de Madrid. En 1770 se hicieron famosos sus sermones en toda España.

En 1780 se trasladó a México, por haber sido nombrado maestre escuela de la Catedral de Mérida, Yucatán, donde realizó la antes referida traducción del latín de la aún inédita “Memoria histórica de la vida de Fray Daniel Concino”, en colaboración con el también sacerdote cubano Francisco X. Conde Oquendo, y donde falleció el 17 de abril de 1783.

El hecho de haberme decido a publicar los anteriores datos en esta columna, responde a mi consideración personal de que con ellos puedo reflejar sobre las  añejas, tradicionales e indestructibles relaciones entre los pueblos de México y Cuba un pedacito de historia.

Fuente: http://www.periodicoexpress.com.mx