Museo Cafetal La Isabélica, una joya patrimonial
Entre el lomerío de la Gran Piedra se yergue desafiante al paso del tiempo el Museo Cafetal La Isabélica, joya del patrimonio cubano y testigo excepcional de la presencia franco-haitiana en el Sur del Oriente del país en el siglo XIX. Con el proceso migratorio de la primera mitad de esa centuria, se fomentaron en la región alrededor de 604 cafetales que generaron un florecimiento económico, el cual trajo consigo el desarrollo del arte a través del baile, la música y tertulias literarias.
Muchos nombres pudieran mencionarse como El Olimpo, La Gran Sofía, Fraternidad y La Isabélica. En esa última hacienda vivió Víctor Constantin, quien llegó a Santiago de Cuba procedente de Haití y se refugió en esas montañas, donde construyó esa especie de fortaleza entre los años 1820 y 1830, con un sentido funcional en armonía con el abrupto relieve de la zona. Los caficultores franceses escogieron terrenos elevados para ubicar las viviendas y así dominar toda la propiedad.
Solían ser construcciones muy sólidas, de dos plantas, con gruesos muros y techos de armadura de acusada pendiente para garantizar el rápido escurrimiento ante la ocurrencia de lluvias. En la segunda mitad del siglo XIX la quiebra de algunos dueños provocó quedaran al abandono algunas casas señoriales y otras fueron destruidas durante las guerras de independencia. De gran valor son los vestigios de aquellas plantaciones de café, por ser exponentes del uso de técnicas agrícolas precursoras en terrenos difíciles y esclarecen aspectos de la historia económica, social y tecnológica del Caribe y América Latina.
El Museo fue edificado sobre las ruinas encontradas por el destacado investigador santiaguero Fernando Boytel, quien rescató la vivienda, secaderos, la tahona donde se aplicaba el descascarado del café y otras instalaciones propias de una hacienda dedicada a ese cultivo. De avanzada es el estilo constructivo de la casa, debido a que presenta elementos no comunes en las edificaciones coloniales como es el caso de un sistema a base de muro de piedra y estructura de madera, que presenta una pieza inclinada llamada viga antisísmica.
Esta permite trasmitir los esfuerzos horizontales del temblor de tierra hacia planos inferiores y resulta una novedad, considerada el primer detalle antisísmico de una construcción realizada en Cuba, según expertos de la Oficina del Conservador de la Ciudad. Varios detractores naturales tiene esa casona como la humedad por la variación de la temperatura y, además, agentes como hongos, musgos y líquenes, de ahí la importancia de las labores de conservación.
El Museo Cafetal La Isabélica fue declarado Patrimonio de la Humanidad al Paisaje Arqueológico de las primeras plantaciones de café en el Sudeste de Cuba. Su declaración por la Organización de las Naciones Unidades para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), ocurrió en el año 2000.
Fuente: Cubatravel